Las madres y los padres suelen quejarse de que sus hijos e hijas ayudan poco en las tareas de casa. Pero, ¿cuáles son las razones para que no colaboren?
Si un chico o una chica de más de doce años no tienen asumidas un mínimo de responsabilidades, probablemente la razón esté en que existió sobreprotección o quizá los padres no mantuvieron la constancia necesaria para que fueran adquiriendo una serie de hábitos básicos.
Con frecuencia a los hijos se les sigue considerando demasiado pequeños y, por consiguiente, no se les reconoce su capacidad para hacerse cargo de diferentes trabajos de la casa. Sin embargo, los niños pueden hacer bastante más de lo que suponemos. (Nos dan ejemplo de ello muchas familias con pocos recursos económicos, cuyos hijos tienden a colaborar bastante en las labores del hogar).
Otra de las razones puede estar en que algunos padres tienden al perfeccionismo y no toleran ver una arruga en la colcha, los platos mal colocados o que no hayan barrido bien, y van detrás arreglando lo que los hijos han hecho. Éstos requieren un tiempo de aprendizaje y saber que sus padres confían en ellos.
En otras ocasiones el problema está en que los padres no saben esperar y no toleran ver la cama sin hacer o la vajilla sin fregar y, aunque figuren como tareas de los hijos, ellos las hacen antes.
Si los padres, por unas u otras razones, realizan las cosas que les corresponden a los hijos, éstos cada vez se sienten menos responsables y, por consiguiente, aumenta la dependencia de sus progenitores.
La primera responsabilidad que conviene presentarles a los hijos está relacionada con “no dar más trabajo a sus padres”. Dejar la mochila en el lugar asignado, recoger la ropa sucia después del baño, colocar los juguetes en su sitio..., son hábitos que se precisan empezar a trabajar desde Educación Infantil.
La segunda tiene que ver con que se responsabilicen de sus cosas: tareas escolares, limpiar y ordenar su mesa de trabajo, colocar su ropa... (Si son pequeños los padres les ayudarán, pero sabiendo que es una tarea de los hijos).
Por último, asumirán algunos trabajos que afectan a toda la familia: colaborar en las compras y en hacer la comida, limpiar el polvo, apagar las luces, regar las macetas, etc.
Los niños y las niñas necesitan entender que la familia es una comunidad y, para que funcione en armonía, cada uno precisa implicarse y asumir determinadas faenas de la casa.